De esta manera, y como soy un buen hombre, yo también he tenido el deseo de volar. Y para pasar del deseo al hecho lo primero que me tuve que plantear es con qué maravilloso invento del hombre lo iba a hacer. Después de mucha información audiovisual, libros y experiencias propias, decidí explorar el mundo del parapente. Un parapente es básicamente un ala como la de cualquier otra aeronave, la mayor diferencia que la distingue del resto es que está construida con tela anti desgarro y es totalmente flexible, nada puede mantener su forma excepto el aire penetrando dentro y alrededor de ella. Debajo de ella, el piloto, en una silla/arnés literalmente colgado de ella mediante un conjunto de cordinos, que a su vez, debido a las diferentes longitudes de cada uno de ellos, conforman la forma del perfil del ala.
Parece increíble y lo es, con unos trozos de una tela y unas cuerdas debidamente diseñados, cortados, cosidos, rematados, etc. EL HOMBRE PUEDE VOLAR!!!

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